lunes, 17 de febrero de 2020

Cazadores y cazadoras de sexismos por Mar Pérez García

   Como ya dijo Dionisio Contreras una vez, lo bueno se hace esperar. ¡Ya hemos vuelto! Les doy la bienvenida a… ¡la cuarta edición de cazadores y cazadoras de faltas! Hoy les traigo doble error, así que estén muy alerta. ¿Qué tal si empezamos?
   Esta vez Eli y yo les presentamos tres imágenes. A simple vista no parecen tener ninguna conexión entre ellas. Al fin y al cabo, son solo una funda de móvil y ropa interior. Sin embargo, si nos fijamos un pelín más… ¡Exacto, los colores! Pero, ¿por qué el símbolo femenino y las braguitas son rosas y el símbolo masculino y los bóxers son azules? Ahí es a dónde quería llegar. ¿Nunca se habían dado cuenta de que los productos para niños suelen ser índigos o añiles, mientras que para las niñas utilizan tonalidades más chicle o fucsia? Juguetes, ropa, mantas, mochilas… Siento comunicarles queridísimos y queridísimas lectoras que este es el sexismo más recurrente de la historia.
   Y se preguntarán, ¿por qué esta distinción? ¿De dónde viene? Pues bueno, déjenme que les relate un pequeño cuento. Hace más de cien años los padres y madres de los bebés recién nacidos optaban por vestirles, normalmente, de blanco. Durante esta época se empleaban del mismo modo colores fuertes e intensos, la moda de las tonalidades pastel llegó años más tarde. Poco a poco se fue implantando la idea de que los niños debían ser vestidos con rosa, porque se asemejaba al rojo (que simbolizaba la sangre y el coraje) y, en cambio, las niñas debían ir con ropa azul (que representaba el manto de la Virgen María y, por tanto, la pureza y la inocencia). ¿Increíble, no crees?
   No obstante, a raíz de la Primera Guerra Mundial la situación cambió. Los marines empezaron a utilizar chalecos de color azul marino, por ello los recién nacidos empezaron a llevar dicho color. No es hasta los años ochenta que las tiendas, los anuncios televisivos y la sociedad en general acepta el cambio y lo usan en su vida como padres y madres.
   A lo que queremos llegar con todo esto es a que la asignación de colores por sexo es una construcción social que depende de la época en la que vivamos y, por consiguiente, la hemos aprendido y repetido sin reflexionar acerca de su sentido. ¿No estaría genial que todos y todas, incluso desde muestra más tierna infancia, pudiéramos disfrutar de cualquier color sin encorsetarnos en  una gama cromática a razón de nuestro sexo?
  ¿Qué tal si sugerimos algunos cambios? En el caso de la funda podríamos poner simplemente purpurina de distintos colores en ambos circulitos. Para la ropa interior infantil se nos ocurre clasificarla por colores y tamaños. ¿Mucho más igualitario, no creen?
  Por aquí les dejamos un vídeo muy… explicativo sobre el tema. Esperamos que lo disfruten y… ¡hasta la próxima!





miércoles, 5 de febrero de 2020

Nuestro espacio de reflexión

     ¡Así de bonito luce nuestro vestíbulo desde hace unos días! Y es que desde el blog queríamos hacer público nuestro agradecimiento, así como felicitar por su gran trabajo a nuestra compañera y miembro del Comité Raquel García, del Departamento de Educación Plástica y visual,  que durante los recreos y con ayuda, en ocasiones,  de algunos/as alumnos/as ha elaborado esta preciosa iniciativa con la que queremos invitar a la reflexión a nuestra comunidad educativa acerca de las causas y consecuencias de distintos problemas actuales.
       A modo de metáfora visual, las raíces del árbol representan las causas profundas, en este caso de la Violencia de género, mientras que  las ramas simbolizan las consecuencias terribles que acaban con la vida de muchas mujeres en nuestro país, y en todo el mundo,  y destrozan la de familiares y seres queridos.
       Este proyecto artístico pretende ser polivalente y presentar distintos temas preocupantes que  a día de hoy es necesario seguir abordando desde todos los ámbitos posibles, no pudiendo ser un mero espectador, el educativo.