viernes, 28 de junio de 2019

50 AÑOS DE VISIBILIZACIÓN Y ORGULLO por Mar García Pérez



   
             Hoy, 28 de junio, se conmemora el día del Orgullo LGTBIQ+, jornada representativa de  visibilización, concienciación y sensibilización, además de alegría, fiesta y parranda. Pero, ¿sabes realmente por qué se eligió esta fecha? Si te interesan mucho los temas del colectivo, seguramente hayas oído hablar ya sobre Los Disturbios de Stonewall; si no es así, déjame que te cuente una pequeña historia. Una pequeña gran historia.

     Todo comienza en los años 50 en Estados Unidos. Después de los estragos que asolaron el país tras finalizar la Segunda Guerra mundial, el gobierno de Roosevelt (presidente de EEUU por aquel entonces) decidió implantar medidas para, textualmente, “restaurar el orden social anterior a la guerra y mantener a raya las fuerzas del cambio”. En resumen, durante aquellos años el gobierno persiguió a comunistas y anarquistas por sus ideas “subversivas” y “antipatrióticas”. ¿Y dónde entra el papel de homosexuales y transexuales en todo esto? Pues bien, ellos y ellas también eran buscados y capturados por pertenecer a lo que los estudios científicos de la época llamaban colectivos vulnerables y fácilmente manipulables por los grupos de comunistas y anarquistas mencionados anteriormente. En adición, en 1952, la homosexualidad fue catalogada como una enfermedad en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, lo que empeoró la situación del colectivo, el cual sufriría humillaciones públicas, acoso verbal y físico, rechazo social, etc.


   En los 60 se empiezan a desarrollar movimientos sociales tales como: el movimiento afroamericano que abogaba por la necesidad de derechos civiles, la corriente hippie y las manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Esta atmósfera de tensión e intolerancia favoreció que los disturbios sucedieran.


    Stonewall Inn, situado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, era un bar gay controlado por la mafia que solía ser popular por las personas que lo frecuentaban: drag queens, chicos afeminados, jóvenes marginados que ejercían la prostitución… Durante aquellos años, el cuerpo policial de New York organizaba redadas rutinarias en estos clubes para llevarse por la fuerza a dichas personas no normativas y, en el mejor de los casos, retenerlos unos cuantos días en calabozo. Es por ello que muchos de los propietarios sobornaban a los policías en cuestión para que les informaran a qué horas iban a pasar.


    En la madrugada del 28 de junio de 1969, se produjo una batida policial inesperada. Debido a la violencia y vehemencia empleada por los agentes, los clientes del bar se rebelaron y comenzaron a tirar mesas y sillas. No fue un arrebato espontáneo que todos y todas ellas utilizaran la fuerza en aquella ocasión, sino una mestura de rabia y cólera contenida por años. Tal fue la magnitud de dicha batalla campal, que las peleas y las detenciones se repitieron durante las sucesivas noches. Algunas de las personas que estuvieron allí cuentan que los drag queen comenzaron a bailar dentro del bar en señal de protesta por los altercados. Semanas más tarde, los clientes de Stonewall Inn lucharon para disfrutar de lugares seguros y tranquilos donde poder manifestar su orientación sexual sin ser perseguidos; tomaron las calles dejando atrás todos los miedos y prejuicios y se manifestaron por sus derechos y su propia inclusión en la sociedad.


    Exactamente un año más tarde, surgieron las primeras manifestaciones en pro de los derechos de homosexuales y transexuales en New York y Los Ángeles, en recuerdo al día de los disturbios. Asimismo, se crearon asociaciones de gais (Mattachine) y lesbianas (DOB) para la inclusión y visibilización, así como tres revistas que informaban acerca de estudios sobre la homosexualidad, el género y tendencias sociales de gais y lesbianas.


     Este fue el comienzo de un gran movimiento que ha llegado hasta nuestros días, un movimiento de liberación, visibilización, concienciación y transmisión. Todos y todas debemos ser tratados como iguales, amemos a quien amemos. Sin embargo, y a pesar de todo lo que hemos avanzado en 50 años de historia, todavía podemos observar cómo las agresiones físicas y verbales, la exclusión social y la hipocresía siguen latentes en nuestras ciudades, pueblos y, en definitiva, en el mundo al completo.


   Son más frecuentes de lo que podríamos pensar las noticias sobre agresiones homófobas o tránsfobas y, en muchos centros educativos, se viven situaciones de acoso cuyo origen se encuentra en la identidad u orientación sexual. Desde Universo Coeducativo hemos querido traer esta noticia que nos entristece enormemente; pero, sobre todo, que nos hace plantearnos si realmente todo el camino hacia la Igualdad, efectiva y real, lo hemos recorrido ya o si todavía nos queda mucha materia que dar, muchas mentes por concienciar y mucho amor por compartir.


                                      

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